¿Cómo encontrar el equilibrio, y con él, La Felicidad?
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¿Cómo encontrar el equilibrio, y con él, La Felicidad?

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Felicidad
Paz Interior
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¿Cómo encontrar el equilibrio, y con él, La Felicidad?

 
Para poder entender la filosofía de la felicidad y su esencia, habrá que remontarnos a las primeras reflexiones sobre la vida, la motivación, el trabajo y la felicidad. Desde Aristoteles, Lao-Tse, Buda y muchos otros han reflexionado sobre encontrar el equilibrio en la vida, y con él, la Felicidad.

¿Existe una filosofía de La Felicidad?

Ser feliz es una de las principales motivaciones del hombre desde la antigüedad, por eso no es de extrañar que pensadores como Aristóteles o Séneca ya se plantearan desde tiempos remotos las características que debía tener la vida de un individuo para alcanzar este anhelado estado de plenitud.
Es feliz el que es honesto y virtuoso, el que no se derrumba por los cambios desfavorables, el que tiene un alma libre, recta, audaz y estable, que no siente ni ambición ni miedo.Lucio Anneo Séneca Tweet
Es feliz el que es honesto y virtuoso, el que no se derrumba por los cambios desfavorables, el que tiene un alma libre, recta, audaz y estable, que no siente ni ambición ni miedo.Lucio Anneo Séneca Tweet
Es feliz el que es honesto y virtuoso, el que no se derrumba por los cambios desfavorables, el que tiene un alma libre, recta, audaz y estable, que no siente ni ambición ni miedo.Lucio Anneo SénecaTweet
Si con frecuencia te preguntas, ¿qué es la felicidad?, muchas otras personas en todo el mundo, además de ti también se hacen ese cuestionamiento a diario. Antes la felicidad estaba asociada a asuntos sociales y morales, pero con el paso del tiempo hemos descubierto que, además de esos factores, también repercuten en nuestras sensaciones de plenitud las motivaciones individuales que nos inspiran

Entender la esencia de La Felicidad

La meta es hacer de la felicidad la fórmula de cada día y no una “isla emocional” a la que arribamos esporádicamente, cuando sentimos que alcanzamos la sacrificada meta. El budismo define muy bien la esencia de este poderoso sentimiento, apuntando que la felicidad reside en cada experiencia enriquecedora que vivimos para llegar al objetivo.
Y es que todos quisiéramos ser felices, pero no nos es fácil lograrlo. La mirada Cristiana a la felicidad nos dice que el problema es que creemos que solo obteniendo más de lo que este mundo nos ofrece, podemos tener la felicidad. El apóstol Pablo nos muestra en distintas ocasiones como el tenía una actitud muy diferente. Pablo escribió: “He aprendido a contentarme con lo que tengo. Sé vivir humildemente y sé tener abundancia: En todo y por todo estoy enseñado…” (Fil.4:11-12) El apóstol había aprendido el secreto del contentamiento, cualquiera que fuera su lugar o circunstancia.
Esta perspectiva que vemos en diferentes religiones es reforzada por mucho otros especialistas y psicólogos, que aseguran que la felicidad es el camino y no la meta. La satisfacción que produce alcanzar lo que deseamos es tan efímera, que la verdadera esencia de la felicidad se encuentra en ese “viaje” que emprendemos para alcanzar nuestro sueño y todo lo que aprendemos en él.
Los filósofos griegos ya apuntaban a que la esencia de la felicidad nada tenía que ver con las recompensas o reconocimientos, todo estaba centrado en nuestras más profundas motivaciones personales y en apreciar el valor de los placeres más simples. Ser feliz es autorrealizarse.
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Aristóteles y las primeras reflexiones sobre La Felicidad

Para el conocido filósofo griego, los hombres tenían que perseguir con convicción a la felicidad como el verdadero fin. Desde la perspectiva de Aristóteles, la vida de cada persona era una sumatoria de actitudes que aportaban felicidad. Las personas bondadosas, son personas virtuosas, felices.
Aristóteles se plantea una serie de aspectos que aún hoy en día pueden asociarse con la plenitud y la dicha. El hombre prudente es feliz, pues toma consciencia de sus acciones y las repercusiones que ellas tienen en las otras personas; el hombre feliz comprende que el bien común es el camino de la prosperidad.
La felicidad no se reduce al bienestar afectivo de un organismo adaptado a su medio. El hombre debe reflexionar para construir su vida según unos valores. No puede desatender ni su libertad, ni su responsabilidad ante el compromiso voluntario de su acción. Ser feliz supone que el hombre sea capaz de lograr un equilibrio que supere sus contradicciones y sus conflictos. Si el hombre quiere ser feliz, no debe olvidar que la felicidad es el resultado de una conquista primero sobre él mismo y luego sobre un mundo en el que debe tener en cuenta no solamente las fuerzas naturales, sino también a los demás hombres. Ser feliz es conquistarse a si mismo.
La felicidad para Aristóteles, es la finalidad de todos los seres humanos y se logra cultivando diferentes virtudes. En sus escritos, explica que depende únicamente de las decisiones individuales y que si bien, el entorno influye, pero no es determinante.
“Un día soleado no hace una primavera, por eso un buen día o un conjunto de buenos momentos no es lo que hace a un hombre bendecido y feliz”.AristótelesTweet

El dolor y el aburrimiento, los principales enemigos de la Felicidad

El filósofo polaco Schopenhauer pensaba que el aburrimiento y el dolor son los principales enemigos de la felicidad. Nuestra vida oscila entre una emoción y la otra, alcanzando muy pocas veces el equilibrio, que en este caso representaría a la alegría, la satisfacción.
El aburrimiento nos obliga a plantearnos metas en la vida que pueden ser dolorosas, metas que probablemente no alcanzaremos porque no se vinculan con nuestras principales motivaciones y que, por lo tanto, solo traerán consigo más frustración y tristeza.
El dolor puede empujarnos al aburrimiento, pues los constantes intentos fallidos por perseguir un sueño que posiblemente no nos pertenece del todo, nos debilita y nos resta la seguridad y la confianza que necesitamos para vencer grandes desafíos.
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Schopenhauer aconsejaba transitar la vida por una senda central, equilibrada, entre el dolor y el aburrimiento. Es inevitable que en algunos momentos de nuestra existencia caigamos en uno u otro sentimiento, pero entender que ninguno de los dos es el verdadero camino, es la clave. El optimismo, una correcta motivación y el deseo de alcanzar nuestros sueños, debe ser la constante que nos impida precipitarnos en la tristeza.

A medio camino entre el tedio y el sacrificio

¿En algún momento has pensado que algunas cosas son demasiado sencillas o complicadas como para siquiera intentarlo? Pues eso es precisamente lo que el psicólogo Mihály Csíkszentmihályi plantea en sus estudios acerca de la felicidad.
Si la meta que debes alcanzar es muy sencilla, o demasiado difícil, no llegarás al deseado estado de felicidad. Cada objetivo que te plantees, debe estar a la justa medida de tus capacidades, pues solo de ese modo lograrás la empatía, sentir la pasión y la motivación que te llevará a cumplir la meta sin pensar que te aburres o que sufres, experimentando, por el contrario, que con cada instante de trabajo, viene a ti una oleada de satisfacción y felicidad.
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En el campo laboral, la delgada línea que separa al tedio del sacrificio debe ser evaluada constantemente. Un empleado que se aburre ante un trabajo que no exige de él nuevos desafíos, es tan perjudicial como un empleado frustrado, porque sus esfuerzos consecutivos no obtienen la recompensa deseada (mejores ingresos, incentivos o reconocimiento).
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Quien no es feliz con poco no lo será con muchoLao Tzu Tweet

¿Cómo encontrar el equilibrio y, con él, La Felicidad?

La razón de la felicidad es vivir en el presente. Así lo afirmaba Lao Tzu, quien además creía que la nostalgia por el pasado o la ansiedad por el futuro solo causa estrés.
La felicidad depende de ti mismo y de las bendiciones que, por merecimiento, alcanzas cada día de tu vida. El equilibrio entre el aburrimiento y el dolor, entre el tedio y el sufrimiento, solo puedes alcanzarlo tú, escogiendo los pensamientos indicados para aprender a percibir las oportunidades y los regalos que recibes en los placeres simples que te ofrece la vida.
«Quien no es feliz con poco no lo será con mucho» Esta reflexión de Lao Tzu apunta a ubicar la felicidad dentro de un marco en el que no depende de lo que se tiene. El bienestar se alcanza a partir de realidades que no tienen nada que ver con las posesiones. La felicidad y la infelicidad están en el ser, no en lo que lo rodea.
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De este modo, tener poco no es sinónimo de desdicha. Ni tener mucho equivale a ser feliz, mas bien el amor, la constancia, la satisfacción de hacer las cosas con la motivación indicada, son los principales ingredientes para esa receta de la felicidad que tanto buscas. Haz que este sentimiento sea tu equipaje principal a lo largo de tu camino.
 
 
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